En mi época del colegio he tenido la mágica suerte de pertenecer a una generación "poco convencional". Un grupo de gente maravillosa que no hizo más que potenciar mi recelo a lo "normal".
Durante todos los años que estuvimos allí, logramos desarrollar nuestro propio vocabulario hasta conseguir hablar prácticamente en clave.
Sobra decir que para los nuevos esto solía suponer una dificultad grande. Primero porque pensaban "¿Dónde leches me he metido?"; y segundo porque, al comprobar que no matábamos a nadie y que éramos buena gente, se acababan uniendo y teniendo que aprender dicho vocabulario (todos lo acababan dominando a la perfección).
Sería interesante elaborar un diccionario completo con todos nuestros términos. Me quiere que sonar que ya existe, de hecho. Indagaré para encontrarlo y echar unas risas una tarde de estas con aquel grupo al completo.
Podría contar mil historietas como aquella en la que, al repetir curso uno de nosotros, creamos un "sucedáneo" suyo con cajas y fotos para que no nos abandonara en clase, o ese póster de toreros (Triunfadores 2008 era el título) que alguien colgó en el tablón de anuncios y en el que acabamos sustituyendo las caras de los toreros por las nuestras, o los trepidantes torneos de pilota valenciana en el patio, o...
Pero hoy vengo a contaros uno de los pasajes más míticos que recuerdo.
La verdad es que no recuerdo muy bien como surgió el tema, pero la cuestión es que acordamos que un día asistiríamos todos a clase en traje. Un jueves. El Jueves Elegante.
El jueves elegante despertamos nerviosos. Nos pusimos nuestras mejores galas temiendo que los demás rajaran y llegar al colegio dando la notísima. Pero no. Este grupo no fallaba.
Hora de entrar a clase y allí estábamos todos. Como jodidos pinceles. Enorme.
Parte del comando Ruzafa.
Mirad cómo nos mira Kobe.
Os podéis imaginar la cara de todos los profesores al entrar a una clase y encontrarse a un grupo de desgraciaos, sí, pero desgraciaos trajeados.
El atrezzo vino de la mano de "El rotativo", un mierdiperiódico que traían semanalmente o mensualmente o yo que se...no lo leía ni Peter. Pero por una vez sirvió para algo. Con tipex y maña cambiamos el rótulo de "El rotativo" por "The Financial Times".
Ahí nos teníais. Todos trajeados con nuestro informe de la bolsa bajo el brazo.
Sí. La verdad es que hemos sido unos notas. Siempre. Pero oye... ¡que nos quiten lo bailao!
Tras un par de años comprobamos orgullosos que una de las generaciones que venían por debajo llevaron a cabo otro Jueves Elegante. Sí señor. Todos acudieron trajeados y no se llamó martes del traje ni ninguna basura parecida. Con todas las letras. JUEVES ELEGANTE. Lágrimas en nuestros ojos. Aquellos pichones se habían hecho hombres...
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